La expulsión del paraíso

"Y después de expulsar al hombre, puso al oriente del jardín del Edén a los querubines y la llama de la espada zigzagueante, para custodiar el acceso al árbol de la vida" (Génesis)

Esta serie de pinturas surge como un ejercicio metafórico para abordar el dolor de la muerte de un ser amado. Semejante a la terrible sensación de saberse expulsado del paraíso, el dolor se convierte en una especie de quemadura y desgarramiento. El sonido del fuego es un constante crujir y quema nuestros recuerdos de aquel hermoso jardín. Ante el exilio, el mundo parece desierto y sombrío, como cubierto por un velo que oculta a nuestros ojos toda su belleza. Fue entonces, cuando descubrimos la semilla del dolor.